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Biodiversidad: nuestra defensa natural más fuerte contra el cambio climático

La diversidad biológica — o biodiversidad — es la variedad de vida en la Tierra, en todas sus formas, desde genes y bacterias hasta ecosistemas completos como bosques o arrecifes de coral. La biodiversidad que vemos hoy en día es el resultado de 4,5 miles de millones de años de evolución, influenciados cada vez más por el ser humano.

La biodiversidad constituye la red vital de la que dependemos para muchísimas cosas – alimentos, agua, medicinas, un clima estable y crecimiento económico, entre otras. Más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza. Más de mil millones de personas dependen de los bosques para su subsistencia. Y la tierra y el océano absorben más de la mitad de las emisiones de carbono.

Pero la naturaleza está en crisis. Hasta un millón de especies están amenazadas por el riesgo de extinción, siendo para muchas de ellas cuestión de décadas. Ecosistemas únicos como partes de la selva amazónica están pasando de ser sumideros de carbono a fuentes de carbono debido a la deforestación. Y el 85 por ciento de los humedales, como las marismas y los manglares, que absorben grandes cantidades de carbono, han desaparecido.

 

¿Cómo está afectando el cambio climático a la biodiversidad?

El principal impulsor de la pérdida de biodiversidad sigue siento el uso de la tierra por parte de los humanos – principalmente para la producción de alimentos. La actividad humana ya ha alterado más del 70 por ciento de toda la superficie sin hielo. Alterar la tierra para el uso agrario, puede suponer para muchas especies animales y vegetales la pérdida de su hábitat y el enfrentamiento a la extinción.

Pero el cambio climático desempeña un papel cada vez más importante en el declive de la biodiversidad. El cambio climático ha transformado los ecosistemas marinos, terrestres y de agua dulce en todo el mundo. Ha provocado la pérdida de especies locales, el aumento de enfermedades y ha impulsado la mortalidad masiva de plantas y animales, dando lugar a las primeras extinciones provocadas por el clima.

En la tierra, las temperaturas superiores han obligado a animales y plantas a desplazarse a zonas más elevadas o a latitudes más altas, muchos de ellos hacia los polos de la Tierra, con consecuencias de gran envergadura para los ecosistemas. El riesgo de extinción de las especies se agravab a medida que el calentamiento global supera los 1,5 °C.

Fuente: Naciones Unidas.

Fuente: Naciones Unidas.

En el océano, las crecientes temperaturas aumentan el riesgo de pérdida irreversible de los ecosistemas marinos y costeros. Los arrecifes de coral vivos, por ejemplo, se han reducido casi a la mitad en los últimos 150 años, y el mayor calentamiento amenaza con destruir casi todos los restantes.

 

                                 

Fuente: Naciones Unidas.

¿Por qué la biodiversidad es esencial para frenar el cambio climático?

Cuando las actividades humanas producen gases de efecto invernadero, aproximadamente la mitad de las emisiones permanece en la atmósfera, mientras la otra mitad es absorbida por la tierra y el océano. Estos ecosistemas – y la biodiversidad que contienen – son sumideros naturales de carbono y ofrecen las llamadas soluciones naturales al cambio climático.

La protección, gestión y restauración forestal, por ejemplo, ofrece aproximadamente dos tercios del potencial total de mitigación de todas las soluciones naturales. A pesar de las pérdidas masivas y continuas, los bosques todavía ocupan más del 30 por ciento de la tierra del planeta.

Las turberas – humedales como marismas y pantanos – ocupan sólo el 3 por ciento de la tierra mundial, pero almacenan el doble de carbono que todos los bosques. Preservar y restaurar las turberas significa mantenerlas húmedas para que el carbono no se oxide y salga flotando a la atmósfera.

Los hábitats del océano como las praderas marinas y los manglares también pueden secuestrar el dióxido de carbono de la atmósferaa un ritmo hasta cuatro veces mayor que el de los bosques terrestres. Su capacidad de capturar y almacenar carbono confiere a los manglares un gran valor en la lucha contra el cambio climático.

La conservación y restauración de los espacios naturales, tanto en la tierra como en el agua, es esencial para frenar las emisiones de carbono y adaptarse a un clima ya cambiante. Alrededor de un tercio de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que se necesita en la próxima década podría lograrse mejorando la capacidad de la naturaleza para absorber las emisiones.

Referencia:

  1. Naciones Unidas – https://www.un.org/es/climatechange/science/climate-issues/biodiversity
  2. Fotografia portada: pexels.com

Este artículo fue publicado el 13 de septiembre 2022

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